Panecillos de trigo sarraceno y espelta


Aunque se considera popularmente un cereal, no lo es, ya que no pertenece a la familia de las gramíneas, sino a las poligonáceas. Es más adecuado considerarlo un pseudocereal.

El grano se ha utilizado en Europa desde la antigüedad, para la alimentación animal, aunque también lo consumían los campesinos. Sin embargo en Asia es muy apreciado por su valor alimenticio y sus precios son mayores que los del resto de cereales, sobre todo en Japón, donde nunca ha sido alimento para animales.

Se puede consumir en forma de grano (el grano es tetraedral) y en forma de harina. Como grano entero, se hierve de forma similar al arroz, y demora un poco menos. Como harina es habitual utilizarlo en panes y budines y también se elabora pasta o soba (como se conoce en Japón), crepes, sémolas y pasteles. 

Gracias a su alto nivel proteico se usa también para la alimentación animal. Además, puede utilizarse como sustituto de grasas y espesante ya que el 70 % del grano es almidón.

Esta planta es catalogada por sus defensores como la "reina de la proteína vegetal" debido a su alto contenido en proteínas (entre un 10 y un 13 %)

No contiene gluten, ya que no tiene ninguna relación con los cereales y por ello es ideal en dietas para los celíacos. Además no contiene lectina, la cual puede resultar irritante.

Es un alimento energético y nutritivo. Ideal en países fríos o en invierno y es muy conveniente para personas mayores, niños y convalecientes.

Se asocia su cultivo con la implantación de colmenas para la obtención de miel y favorecer la fecundación. Esto es así porque sus características biológicas favorecen que las abejas produzcan más miel.]

Ingredientes:

300 gr de harina de espelta
200 gr de trigo sarraceno
15 gr de levadura fresca de panadero
8 gr de sal
300 mililitros de agua mineral tibia

Preparación:

Diluimos la levadura fresca en el agua tibia, mezclamos bien hasta que este totalmente disuelta.
Colocamos todos los ingredientes en un bol y amasamos hasta que se integren bien. Nos espolvoreamos las manos con harina y sacamos la masa del bol y la colocamos en un bol untado con aceite.

Espolvoreamos la masa con un poco de harina y cubrimos el bol con film y la dejamos levar durante una hora y media. 
Pasado este tiempo la masa habrá doblado su volumen.

Espolvoreamos con harina la superficie de trabajo y ponemos encima la masa. Espolvoreamos de nuevo la masa con un poco de harina y vamos pesando y haciendo panecillos iguales. Voleamos y dejamos reposar durante 10 minutos. Vamos dando forma a los panecillos remetiendo los bordes hacia el centro de la masa, damos la vuelta y voleamos para dar la forma redonda a los panecillos.
Colocamos sobre una bandeja de horno con papel sulfurizado, poniéndolos separados entre si. Dejamos levar durante 30 minutos.

Volvemos a espolvorearlos con harina tamizada y hacemos unas incisiones con unas tijeras de cocina, y si se quiere podemos añadir semillas.


Precalentamos el horno a 200 grados.
Introducimos la bandeja en el horno con calor solo abajo, poniendo un recipiente con agua para que produzca vapor. A los 10 minutos, abrimos el horno para que salga todo el vapor, sacamos el recipiente con el agua y ponemos calor arriba y abajo. Horneamos 15 minutos mas, hasta que estén bien dorados. Dejamos enfriar sobre una rejilla.



Si te ha gustado, comparte:

Publicar un comentario

ESPECIAL ESTA SEMANA

 
Copyright © La cocina de Catina. Diseñado con por Las Cosas de Maite