La palabra quiche proviene del vocablo küchen, propio del dialecto de la región francesa de la Lorena, en el noreste de Francia, que a su vez deriva del alemán kuchen (pastel). La receta original, la quiche lorraine, incluía nata y huevo, y posteriormente se le fueron añadiendo otros ingredientes, dando lugar a los nuevos platos, con queso rallado, con cebolla frita o panceta ahumada. Pronto se hizo muy popular a nivel internacional, por su sencillez y la facilidad de incorporar infinidad de ingredientes diferentes. El secreto para conseguir una gran quiche es elegir cuidadosamente los ingredientes de la masa y el relleno. Una vez dominada la técnica, la variedad puede llegar a ser infinita, convirtiéndose en un plato inigualable tanto para cenas rápidas como para sorprender a invitados en ocasiones especiales.
Ingredientes:
150 gr de calamares pequeños
1 cebolla
3 huevos
300 mililitros de leche
200 mililitros de nata líquida
4 cucharadas de aceite de oliva
perejil
pimienta y sal
1 cucharada de mantequilla
1 cucharada de harina
500 gr de legumbres secas (como peso)
Preparación:
Precalentamos el horno a 180 grados. Enharinamos un molde y lo untamos con mantequilla. Forramos el molde con la masa quebrada, pinchamos la base con un tenedor y cubrimos con papel vegetal. Colocamos encima las legumbres y horneamos durante 15 minutos.
Limpiamos los calamares y los cortamos en tiras. En una sartén con aceite, salteamos la cebolla cortada muy fina y, cuando esté transparente, añadimos los calamares y un puñado de perejil picado. En un bol, batimos los huevos con la leche y la nata líquida. Salpimentamos y agregamos los calamares, mezclamos todo bien.
Retiramos las legumbres y el papel vegetal, y vertemos el relleno.
Horneamos durante 40 minutos o hasta que al pinchar el centro con un palillo, éste salga limpio
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